Recomendado para niños, jóvenes, adultos, deportistas, mujeres embarazadas, madres lactantes y personas mayores.
Enriquece nuestra alimentación en vitaminas y minerales pero, al ser rico en grasas saturadas, algunos tratadistas recomiendan que debe consumirse con moderación y evitar los excesos, especialmente los que padecen de aumento de los niveles de colesterol en la sangre (hipercolesterolomía). Sin embargo, otros consideran que este “problema” se ha sobredimensionado porque el coco estimula el metabolismo del organismo con lo que el “colesterol malo” es eliminado por el hígado mientras que aumenta el colesterol “bueno”. Además, se ha establecido su alto porcentaje de fibra que contribuye a prevenir o contrarresta el estreñimiento, a reducir las tasas de colesterol en sangre y al buen control de la glucemia (niveles de azúcar en la sangre) en la diabetes. Por su elevado aporte de potasio, no se aconseja a quienes tienen insuficiencia renal y requieren de una dieta controlada en dicho mineral. Sin embargo, quienes toman diuréticos y las personas con bulimia se beneficiarán de su consumo, ya que en el coco abunda dicho mineral. Fortalece los huesos por sus grandes cantidades de calcio, fósforo y magnesio. Su aceite es utilizado como excelente cosmético al actuar como exfoliante al facilitar una limpieza profunda de la piel, proporcionándole suavidad y belleza. El coco tal como los huevos y el chocolate ganó mala reputación por su alto contenido de grasa saturada pero ha recuperado su buen nombre al establecerse que es un ingrediente maravilloso, nos provee nutrientes básicos, y ayuda a nuestro metabolismo.